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Far Cry Primal: Un simulador prehistórico

Por Jihad Ghannam / 28-06-2017
Far Cry Primal

Ubisoft lo hizo de nuevo, un videojuego ambientado en el pasado, en este caso el periodo mesolítico, la última etapa de la prehistoria en la que el hombre vivió únicamente de la caza y la recolección, ese título llegó a las manos de los usuarios el 23 de febrero de 2016 con el nombre de Far Cry Primal. Pareciera que la temática histórica es un estilo propio de Ubisoft gracias a la saga de Assanssin’s Creed, aunque en esta ocasión no se trata de eventos reales del pasado en los que participó el protagonista del título, sino un contexto adornado por elementos históricos.

logo-ubisoftJean-Christophe Guyot y Maxime Béland dirigieron este videojuego escrito por Jean-Sebastian Decant, el trío fue responsable de materializar las aventuras de Takkar, el rey de las bestias, en las plataformas: Play Station 4, Xbox One y PC con un motor de juego Dunia Engine 2. La historia muestra a un cazador llamado Takkar, originario de la tribu Wenja que se ve separado de su grupo y tiene que sobrevivir hasta dar con Sayla, quien le da apoyo mientras él busca convertirse en el líder de la tribu que debe lidiar con los depredadores, los Udam (neandertales caníbales) y los Izila (humanos que usan el fuego como arma gracias a sus avances tecnológicos) en el ficticio Valle de Oros, Takkar se vale de armas que van desde la tradicional lanza hasta bombas con abejas, junto al uso de bestias domadas como el tigre dientes de sable, al que podrá dirigir e incluso montar.

En lo que respecta a la franquicia Far Cry, los títulos más memorables fueron los que trascendieron del videojuego de acción a mundo abierto al videojuego de acción a mundo abierto con una historia y ambientación inexistente o poco común en otros títulos del género, en este caso sólo se trata de Far Cry 3: Blood Dragon y Far Cry Primal, este último destaca por su ambientación de flora y fauna meticulosamente planeada al igual que construida, además de aportar verosimilitud gracias al uso del idioma prehistórico protoindoeuropeo, empleado gracias a que Ubisoft contrató a expertos en el área, todo esto sin dejar de lado la excelente calidad gráfica en la que se puede sentir con los ojos el pelaje de los mamuts.

Si bien la estética y los gráficos son importantes a la hora de valorar un videojuego, no lo son todo, la historia es algo mucho más importante cuando se trata de quedarse enganchado durante horas con el control en las manos, en este punto contamos con un argumento en el que se mezcla la supervivencia, la cultura totémica, las luchas tribales y los viajes oníricos antes de la invención del LSD; sin embargo, la historia se torna plana y carente de giros que estimulen las emociones debido a unos personajes unidimensionales cuyas acciones llevan a plot points a veces incongruentes si el orden de cumplir las misiones no es el adecuado para apreciar la hilaridad, fallo que no debería estar presente si el juego cuenta con una dinámica de mundo abierto.

Por otra parte, la jugabilidad mantiene un equilibrio entre el estilo RPG y el tradicional juego de acción y/o aventuras, la necesidad de incrementar la cantidad de puntos de experiencia y perfeccionar habilidades u objetos aumentándolos de nivel no crece hasta convertirse en un dolor de cabeza causado por matar a mil alimañas con el fin de lograr el nivel apropiado para determinada misión, por el contrario, se vuelve fluido y agradable gracias a que la superación de las habilidades del personaje puede darse con el cumplimiento de misiones tanto principales como secundarias, éstas últimas de poca duración, característica que evita la monotonía de tener que matar al mismo jabalí una y otra vez. Una abundancia de recursos para fabricar armas en cualquier lugar en todo momento evita los viajes largos de reabastecimiento, de la misma manera, el desarrollo de la aldea que corre por la cuenta del jugador, tampoco representa un impedimento para el progreso de la trama, cuyos acontecimientos no deben ser motivo de preocupación a la hora de recordar el argumento, gracias a que el chamán dará un resumen de lo sucedido cada vez que se cargue la partida.

En este orden, Far Cry Primal también da la oportunidad de usar la estrategia a la hora de cazar o resolver diferencias con las tribus rivales, lo que conlleva a una creatividad maquiavélica cuyo placer resultante es armar trampas, atacar desde el aire gracias a tu leal búho bombardero o enviar a las bestias tras enemigos escurridizos. No obstante, la sorpresa más grande de este título es el modo supervivencia que cuenta con la posibilidad de activar la muerte permanente, además de contar con la resistencia limitada, la eliminación de rastros del mapa, la ausencia del leal búho, una caza limitada por los nada numerosos animales a la vista y una menor resistencia al frío; toda una experiencia hiperrealista que le otorga a Far Cry Primal el derecho de ser considerado un simulador prehistórico que, si bien no llega a ganarse todas las estrellas, es una excelente experiencia con rasgos ilustrativos de la vida en el periodo mesolítico cuyos sinsabores argumentales son diezmados por su temática innovadora.